El tráfico de Fauna entre las principales actividades delictivas.
En la actualidad la extinción de especies está relacionada casi exclusivamente con la acción del hombre. El comercio ilegal de especies, la caza, la introducción de especies exóticas y la destrucción de los hábitats naturales son sus principales causas. A nivel mundial, el tráfico masivo de especies silvestres, es comparable al tráfico de drogas y armas, y se encuentra entre el segundo y tercer lugar entre las prácticas delictivas de nivel internacional, generando unos 20 billones de dólares anuales (según con datos de la organización policial internacional Interpol en el 2008).
Se trata de un negocio que más allá de las ganancias que genera está asociada a
una cifra trágica, en el caso de los animales vivos apenas dos de cada diez
animales capturados con destino al comercio ilegal sobreviven al viaje que llevará
a su destino final como mascota exótica. El resto muere durante la captura o
durante el transporte en condiciones de hacinamiento y mala alimentación, desde
que son extraídos de su hábitat natural hasta su destino final.
Existen 4.956
especies de animales reguladas contra la explotación excesiva, debido al
comercio internacional. Aunque algunos países poseen leyes que protegen y
castigan el tráfico de especies, los controles ideados hasta el presente siguen
siendo insuficientes a la hora de detener el creciente deterioro de la
biodiversidad de nuestro planeta.
Se calcula
que más de 15 millones de pieles de mamíferos como nutrias, zorros, osos y
chinchillas; se venden anualmente; pero además se estima en 10 millones el número
pieles de reptiles entran en el circuito de venta clandestina cada año.
Los
principales animales perjudicados por el tráfico de especies en el mundo son:
el panda, el cocodrilo del Nilo, el águila imperial ibérica, las tortugas
marinas, los gorilas de montaña, el guacamayo escarlata, el lobo marsupial
australiano y el rinoceronte.
La Unión
Europea es uno de los mayores consumidores de especies salvajes y de productos
derivados. Es el primer importador mundial de felinos y de papagayos vivos, el
segundo importador de primates, boas y pitones. Sin embargo el mercado oriental
es el principal comprador de especies, liderando el tráfico de especies
mundial.
Los
países de América latina, que a su vez sostienen la mayor diversidad biológica
del planeta, son una de las principales fuentes de este tráfico de especies con
destino a Europa. De acuerdo a un reporte de RENCTAS (Red Nacional brasileña
Contra el Tráfico de Animales Silvestres) desde Brasil se trafican cerca de 40
millones de animales al año.
En la Argentina la
Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable es el organismo encargado de
controlar el comercio ilegal de fauna silvestre. Realiza
procedimientos en los que se decomisan principalmente aves y reptiles. En los
últimos 20 meses se incautaron 8000 animales silvestres vivos, además de 2800
productos fabricados con partes de animales.
Como
ocurre con la temática ambiental en general, el comercio de la fauna silvestre
no constituye una prioridad en la agenda política. Así, lo coyuntural de las
actividades de nuestras autoridades nos va dejando sin la belleza y la riqueza
natural de cada especie que se pierde.
Argentina
es uno de los países generadores de mercados de especies silvestres, además de
constituirse como lugar de tránsito y tráfico. Algunas
de las especies traficadas son las tortugas, loros, lagartos, boas, cardenales,
jilgueros dorados, zorrinos, zorro gris, pumas, liebres criollas, y vizcachas.
Éstas se venden como mascotas o sus pieles en talabarterías. El manejo del tráfico es en base a una estructura organizada, a
nivel mundial, que se compone de un centro de acopio de las especies demandadas
en el norte del país. Se utiliza el sistema de rutas nacionales para canalizar
la ‘mercadería’ a los principales centros de consumo o reventa, como Buenos
Aires y Córdoba
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