El conflicto que mantiene la firma Monsanto en su planta cordobesa de la localidad de Malvinas Argentinas motivó un giro en la comunicación de la compañía, acusada de contaminación en el procesamiento de las semillas de maíz. Ahora, la multinacional, que tiene otras cuatro plantas en la Argentina, decidió adoptar una actitud más proactiva en defensa de su imagen. Un camino diferente al que venía tomando hasta ahora frente al conflicto, reconocen sus más altos ejecutivos. Desde el año pasado, grupos ambientalistas vienen organizando acampes y manifestaciones para repudiar la presencia de la planta que procesa las semillas de maíz. Básicamente, por la utilización de glifosato, el polémico componente de un herbicida utilizado en la actividad agrícola. “Tenemos que entender las preocupaciones que tiene la sociedad y fundamentalmente dialogar”, dijo ayer, Luiz Beling, el nuevo vicepresidente de Monsanto Latinoamérica Sur, que viene directamente del cuartel central de Monsanto en Saint Lo...