Los rinocerontes cada vez más amenazados por el tráfico.
Los récords se superan cada año desde que los cazadores furtivos se interesan a estos mansos paquidermos que tienen, para su desgracia, un cuerno prominente, al que algunos asiáticos atribuyen todo tipo de virtudes milagrosas.
La especie está incluida en el Apéndice I de CITES, y
su mayor amenaza es la caza furtiva. Las autoridades contabilizaron 13 casos en
2007, 33 en 2008, 122 en 2009, 333 en 2010, 448 en 2011, 668 en 2012 y 1.004 en
2013; y las cifras siguen subiendo; llegando al punto en el que las
proyecciones señalan que la mortalidad va a superar los nacimientos. La
población suele aumentar en un 5% cada año, pero el ritmo de su reproducción
depende también de factores externos como el estrés.
El cuerno de rinoceronte, que se vende a precio de oro en el
mercado negro (se cree que unos 15.00 Euros por kilogramo), es muy apreciado en
Asia, en particular en Vietnam, donde adeptos de la medicina tradicional y
nuevos ricos lo consumen en cócteles. Sin embargo, solo está compuesto de
keratina, como nuestras uñas.
Los visitantes del (noreste) pueden ahora encontrarse con
soldados, desplegados para patrullar en esta reserva tan extensa como Bélgica,
en la frontera con Mozambique, de donde proceden la mayoría de los cazadores de
rinocerontes.
Dos tercios de las víctimas se producen en el célebre Parque Nacional Kruger que, según el último balance, acoge a unos 9.000 rinocerontes.
El ministerio de Medio Ambiente empezó a evacuar a varios centenares de ellos
hacia lugares menos expuestos, que se guardan bajo secreto.
Para evitar ser localizados, los cazadores furtivos usan,
con frecuencia, anestésicos para inmovilizar a los rinocerontes. Después les
quitan el cuerno con un hacha, mientras siguen vivos. El animal despierta luego
y muere, tras una larga agonía, como consecuencia de su herida.
Una posibilidad es que se legalice el comercio de cuernos
con el fin de desalentar a los traficantes. Los propietarios de reserva
preferirían cortar y vender ellos mismo los cuernos -que vuelven a crecer, como
las uñas-, antes que perder a sus animales. En Namibia, las autoridades
decidieron quitar los cuernos a los rinocerontes de forma preventiva.
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