TODOS LOS 25 HASTA QUE SE VAYA MONSANTO.
Como todos los 25; el pasado martes el grupo de Autoconvocados en defensa de la Soberanía Alimentaria y la Salud se reunió en las puertas del Congreso Nacional, con el fin de informar y difundir acerca de los riesgos de consumir alimentos alterados genéticamente e infectados por agrotóxicos; producidos a escala industrial por ciertas multinacionales.
La Argentina se está alimentando a base de transgénicos, no
existe el marco legal que obligue a productores y vendedores establecer si su producto
es o no transgénico. Es parte de la política gubernamental apoyar este tipo de
producto; sin embargo, en gran parte de Europa no se permite esto en absoluto,
y en general la opción de comer orgánico y natural no suele significar, como en
Argentina, un gasto del doble o triple que los “productos comunes”.
Existe otra forma de alimentarnos, otra agricultura que no
se basa en agrotóxicos ni transgénicos. Por nombrar algunas podríamos pensar en
la permacultura, la agricultura mixta, la rotación de cultivos…
son muchas las alternativas, muchas las iniciativas, pero pocas las políticas que
las sustenten y legitimen.
Hay estudios científicos al respecto, que demuestran
sólidamente que lo que están haciendo las empresas que producen agrotóxicos y
transgénicos es totalmente agresivo para la naturaleza y el ser humano. Están
matando animales y personas, están naciendo niños con malformaciones
congénitas, están naciendo bebés a los que les faltan partes de su cuerpo
porque sus madres respiran agrotóxicos o porque beben agrotóxicos en el agua.
La multinacional Monsanto se presenta como una compañía
agrícola, que aplica innovación y tecnología a fin de que los productores de
todo el mundo aumenten su producción. Aunque la realidad es otra; los cultivos
resistentes a su herbicida "glifosato", como la "soja RR" y
el "maíz RR", sólo promueven la agricultura industrial de
insumo-dependencia. Esto es: venden la semilla resistente al herbicida, y el
herbicida que mata todo el resto. Además estas semillas son “suicidas”
no se pueden guardar los mejores especímenes para resembrar el otro año, (costumbre
ancestral de los pueblos agricultores); esas semillas serán infértiles; lo que
significa al próximo año, comprar la nueva versión de semilla transgénica y el
herbicida más fuerte que mata todo lo que logro sobrevivir al anterior. Monsanto
no es la única empresa que reproduce este modelo (Syngenta,
Bayer, Dow Chemical, BASF, entre otras); pero es el mayor
vendedor mundial de semillas transgénicas en Latinoamérica, Estados Unidos y
Canadá. Sus cultivos representan más del 90 por ciento de todos los cultivos
transgénicos del mundo. El Roundup es el herbicida más vendido del mundo.
Monsanto promociona agresivamente el Roundup como un herbicida seguro y de uso
general en cualquier lugar, desde céspedes y huertas hasta grandes bosques.
Algunos estudios asocian al glifosato (RoundUp Ready
Monsanto) con reducción de la fertilidad y abortos espontáneos, aumento en la incidencia
de aparición de defectos de nacimiento y de anormalidades en el desarrollo,
alergias, leucemia y otros tipos de cáncer.
Es necesario tener una tecnología que sea amigable con el
medio ambiente y la salud humana. Y es por eso que hay que rechazar el tipo de
tecnología que promueven y venden estas empresas. Si creemos en la soberanía,
es necesario que podamos elegir qué tecnologías son las mejores para nuestras
comunidades.
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