Las comparaciones entre presupuestos destinados a cosas distintas son muy socorridas y a veces pueden caer en la demagogia, pero es difícil no ceder a la tentación de imaginar cuántas cosas de provecho para toda la humanidad se podrían hacer si una pequeña parte de la fuerte suma de dinero que se destina a un capítulo como el gasto militar, sensiblemente reducible cuanto mayor sea la paz en el mundo, se destinase a otro tan barato y tan provechoso para toda la humanidad como la biodiversidad, un soporte de la salud y la subsistencia del Ser Humano, a través de beneficios en la agricultura, la ganadería, la investigación médica, la biotecnología, el progreso científico general y hasta el turismo.
Un cálculo de esta clase es el que se ha efectuado en una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Queensland en Australia, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, International Union for Conservation of Nature), y la Wildlife Conservation Society (WCS) (Sociedad para la Conservación de la Fauna y la Flora), con sede en Estados Unidos.
Un cálculo de esta clase es el que se ha efectuado en una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Queensland en Australia, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, International Union for Conservation of Nature), y la Wildlife Conservation Society (WCS) (Sociedad para la Conservación de la Fauna y la Flora), con sede en Estados Unidos.
El mundo necesita con urgencia un cambio drástico en la voluntad política y en la financiación de la protección de la naturaleza a fin de que las zonas protegidas puedan ejercer su plena capacidad de conservación de las especies, así como desarrollar todo su potencial económico y social. Esta es una de las conclusiones de la nueva investigación, presentada a través de la conocida revista académica Nature.
Según los autores del estudio, destinar entre 45.000 y 76.000 millones de dólares al año para zonas protegidas (solo el 2,5 por ciento del gasto militar global anual) podría ayudar a gestionar adecuadamente esas zonas, garantizando que su contribución potencial al bienestar del planeta se alcance en su plenitud.
La nueva investigación también alerta de una inquietante y creciente tendencia en los gobiernos, tanto de países desarrollados como subdesarrollados, a dar marcha atrás en sus compromisos, mediante recortes de fondos y cambios de políticas. Un análisis mundial reciente ha documentado 543 casos en los que se redujo o eliminó el estatus de zonas protegidas.
Por ejemplo, recortes recientes en el presupuesto para parques de Canadá han reducido el gasto para conservación en aproximadamente un 15 por ciento. En Uganda se están realizando trabajos de exploración y explotación de petróleo dentro de muchas áreas protegidas. En Indonesia, en 2010, se emitieron permisos para explotación minera dentro de 481.000 hectáreas de áreas protegidas. Un santuario natural en Omán fue retirado de la lista de Sitios declarados Patrimonio de la Humanidad después de que el gobierno redujera el tamaño de la reserva en un 90 por ciento para permitir la extracción de petróleo y gas.
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