En sus ocho hectáreas se resguardan más de 1.500 especies de árboles y plantas. Recibe más de medio millón de personas por año. Lo diseñó Carlos Thays en 1898
Medio millón de visitantes por año. Más de 1.500 especies entre árboles y plantas. Casi ocho hectáreas de bosque en plena ciudad. Éstas son algunas de las cifras del Jardín Botánico de Buenos Aires, creado por el célebre paisajista Carlos Thays en 1898, donde el verde sin duda es más verde y el aire bien puro. No es de extrañarse, entonces, que su directora, la ingeniera agrónoma y magister en Gestión del Ambiente, Graciela Barreiro, diga satisfecha: “A mí me dieron para administrar el paraíso”. Barreiro llegó a su cargo por concurso público de antecedentes en diciembre de 2009 y próximamente espera renovar su cargo.
La directora aceptó recorrer junto con Diario Z las obras de remodelación que se hicieron en los últimos años. Se sabe, el lugar estuvo en cierta forma abandonado durante mucho tiempo. “Fue mantenido sin una actividad científica. Esto hizo que mucha gente pensara: ‘Qué linda que es la ‘plaza’ que está en el Botánico’. Y no es la idea. Esto no es una plaza para venir a tomar sol. Sí estaba un poquito abandonado en cuanto a infraestructura”, reconoce.
El recorrido comienza por el invernadero principal, al que se le hizo una puesta en valor completa. “Se le puso una red antigranizo porque dos veces en la historia fue destruido por completo por una pedrada. Decidimos conservar familias de especies, casi todas americanas”, explica Barreriro.
Se observa una colección de helechos, algunos muy raros, difíciles de catalogarlos como tal. “Los tenemos porque son relindos y muy útiles para explicar la evolución del reino vegetal. Son plantas sin flores, muy primitivas.”
Thays trató de tener todas las plantas posibles en el Jardín Botánico porteño, cosa que no ocurre en otros. “Ahora se conserva lo de la región donde se encuentre cada jardín. Por suerte él no lo hizo así porque si sólo tuviéramos que conservar lo de la ciudad, sería aburridísimo. Hay pocos ejemplares de árboles”, explica Graciela Barreiro y señala unas hermosas sicas –muy parecidas a las palmeras– “de la época de los dinosaurios”.
Thays trató de tener todas las plantas posibles en el Jardín Botánico porteño, cosa que no ocurre en otros. “Ahora se conserva lo de la región donde se encuentre cada jardín. Por suerte él no lo hizo así porque si sólo tuviéramos que conservar lo de la ciudad, sería aburridísimo. Hay pocos ejemplares de árboles”, explica Graciela Barreiro y señala unas hermosas sicas –muy parecidas a las palmeras– “de la época de los dinosaurios”.
Las obras incluyeron la puesta en valor de los edificios que estaban destruidos, principalmente el que da a la calle República Árabe Siria.
Allí se encuentra el archivo de planos, la biblioteca botánica y una pequeña sala donde ahora se pueden dictar talleres y conferencias. “No tenía ni el techo”, recuerda la directora.
Fuente: http://www.diarioz.com.ar/#/nota/jardin-botanico-el-corazon-verde-de-la-ciudad-luce-renovado-43306/
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